jueves, 27 de junio de 2013


MARIA BARBANCHO






Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán





               


                     EVA´S  de la A a la Z    


Eva’s

Hoy, siempre es hoy


Hoy, otro día más de mi vida. El día posterior al de ayer e inmediatamente anterior al día de mañana. Hoy, un día más.
Me he levantado cuando ha sonado el despertador a las 7 de la mañana y tras desayunar con mis hijos y dejarles a la puerta del cole, me he dirigido echando leches a la oficina sabiendo de antemano que me esperaba un día duro. Varios clientes a los que visitar y todos ellos, en distintos puntos de la ciudad. Y aquella ecuación mental daba como resultado que, o comería cualquier cosa en plan rápido, o directamente, no comería. No sería la primera vez. Es lo que tienen ciertas profesiones. Te absorben tanto y son tan estresantes por la presión que los jefes ejercen sobre ti, que te olvidas de la comida y que de lunes a viernes, además del trabajo, también tienes otra vida. Pero no puedo quejarme. Después de todo, he ventilado las visitas en un plis plas con resultados excelentes para mi próxima nómina, aunque el precio que he tenido que pagar, ha sido un sándwich vegetal y un agua mineral como menú, sentada en el banco de ese parque de muchos otros días…
Acabo de telefonear a mi esposo… Aunque solo he de pasar por la oficina para archivar los expedientes y organizarme la agenda del día siguiente, no llegaré a tiempo de recoger a los niños cuando acaben sus clases de karate. Me ha dicho que no me preocupe. Que no tenía intención de ir al gimnasio esa tarde. No ha sido un buen día en el trabajo y todo cuanto le apetece, es cenar cualquier cosa y meterse temprano en la cama.
—Ya me ocupo yo de los críos y de la cena… La dejaré en el horno para que no se enfríe… Si estoy dormido no me despiertes, ¿vale, cariño? Ya hablaremos mañana. Te quiero, ya lo sabes. Y no corras, por favor… No tienes ninguna prisa. ¡Hasta luego!
Le obsesiona la idea de que pueda sufrir un accidente. Dice, que cuando voy sola en el coche, soy una temeraria, que siempre apuro el máximo de la velocidad permitida. Y no exagera… Es un buen hombre, un buen padre y un buen marido.
Son las 8 de la noche. Y de nuevo y como tantas veces, la jornada se ha prolongado más de lo esperado. Siempre encuentro un documento, un expediente que actualizar… ¡Cuándo aprenderé a decirme a mí misma: basta por hoy!
La melodía de «Je t’aime moi non plus» sonó en mi móvil. Era el aviso de que en el buzón de mi teléfono, alguien había dejado un mensaje. Yo sabía quién era ese alguien y también, lo qué decía el mensaje. El mismo mensaje que siempre recibía cuando sonaba esa melodía: Te espero. Y como si esas dos palabras activaran un chip en mi cabeza, como si tales palabras fuesen la contraseña de una programación previa bajo hipnosis sin importar el lugar donde me encontrara ni las personas que me acompañaran, respondía lo de siempre: Ahora voy.
Telefoneé de nuevo a mi marido…
—Cariño, lo siento —le dije—. Uno de los clientes con el que tenía que reunirme hoy y que me ha dado plantón, acaba de presentarse en el despacho para pedirme disculpas y rogarme que nos reunamos ahora mismo. Está tan avergonzado, que me invita a cenar para cerrar el trato. No creo que llegue muy tarde. ¡Lo siento, de verdad! Dale un beso a los niños y otro beso para ti… ¡Hasta luego!
Creyó mi mentira, siempre cree mis mentiras. O al menos, me hace creer que se las cree.
         
                                  
Art'disoni Silvia


Otra noche de pasión desenfrenada. Otra noche de sexo,  de buen sexo, de sexo muy bueno. Tumbada boca abajo en la misma cama de la misma habitación del mismo hotel de siempre y con las sábanas de raso sepia enrolladas entre mis piernas, te observo mientras disfrutas de tu copa de whisky escocés contemplando desde el ventanal, la noche iluminada por las luces de la ciudad. Un ventanal por el que jamás hemos visto juntos el sol de la aurora. Nuestra historia es el hoy y el ahora. Sin amaneceres, sin mañanas. Entre nosotros no ha habido más. Nunca. Tampoco hace 15 años, cuando tras caer en tus redes de seductor perdidamente enamorada, averigüé las razones de tus largas ausencias, las mentiras que envolvían nuestros hoy sin mañana. Descubrí que no eras un hombre libre, que jamás sería tu esposa, ni la madre de tus hijos, ni siquiera sería la otra. Disculpas, juramentos y muchos: lo siento y dame tiempo… Y el tiempo pasó, pero solo había hoy, siempre hoy, nunca llegaba el mañana… Huí de tu lado, de mi ciudad, dejé atrás toda una vida, busqué nacer de nuevo y olvidarte en otros brazos. Eso fue lo difícil y no el exilio voluntario. El tiempo cicatriza las heridas. Eso dicen. Pero las mías siguieron abiertas y en carne viva.   
—El director general quiere conocerte —me dijeron tras firmar mi contrato de trabajo.
Me quedé sin respiración. Los latidos de mi corazón se aceleraron al punto del paro cardíaco. Las piernas me fallaron. Ahí estabas de nuevo, ufanamente erguido ante mí. Conservabas esa sonrisa que me derretía y volviste a mirarme como siempre hacías, desnudándome en una interminable y lasciva caricia… Te habías encargado personalmente de mi selección, era la mejor candidata para el puesto de Jefa de Ventas, presumiste haberle dicho a tus subalternos. Y entonces, supe que si no renunciaba al contrato que acababa de firmar, serías mi perdición. Me aferré a la excusa fácil: tengo dos hijos y necesito este trabajo. Quise convencerme de que en verdad te había olvidado, de que amaba a mi esposo, de que ese arrogante, vanidoso, soberbio y engreído tipo, no volvería a conquistarme con sus encantos, ni a nublar mi razón con sus besos ardientes lamiendo mi cuello, ni a perderme en la lujuria cuando sus dedos se deslizaban por mi cuerpo. Aquello ya no era mi hoy, formaba parte del pasado.
La ducha, como siempre, limpia tu rastro de mi cuerpo, pero no puede limpiar mi conciencia. En el despertador marcan las 00:02 horas. Mi marido duerme profundamente. Mis hijos también al otro lado de la pared. Mañana no habrá preguntas. Como siempre, me dejará que sea yo quién le cuente mi historia. Y como siempre, él me creerá, o, me hará creer que me cree. Empezará un nuevo hoy, pero con la diferencia, de que con él, siempre hay un mañana. Proseguiré viviendo mi vida, con mis clientes, mis amigas, mis vecinos, mi familia, anhelando que el móvil me avise, de que en la misma habitación de siempre del mismo hotel de siempre, me aguarda contigo otro hoy sin mañana.
Tú y yo…
Hoy, siempre es hoy…



Autora: Maria Barbancho
 Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual, quedando prohibida toda copia o  reproducción.



jueves, 20 de junio de 2013

MARIA BARBANCHO






Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán





               


                     EVA´S  de la A a la Z    


Eva’s

                              Bancos y Cartones

Los barrenderos inician su jornada laboral al mismo ritmo que despierta la ciudad. Es una mañana especialmente fría, como lo está siendo este invierno. Por esa razón, el Ayuntamiento ya ha puesto en marcha la campaña de todos los años, para que ni un solo mendigo duerma a la intemperie, aunque como cada año por las mismas fechas, no es tarea fácil convencer a algunos, que se niegan en redondo a abandonar sus bancos, los cajeros automáticos, los vestíbulos de las porterías, los zaguanes de los comercios o las escaleras del metro… Son sus “hogares”, lo único que les queda, un banco como cama, unos cartones como mantas y el cielo de la noche como techo. Puede no ser nada, pero para ellos es mucho y no quieren perderlo.


                             
Art`disoni Silvia


Se acerca la Navidad y las calles y avenidas se ha engalanado para fechas tan señaladas. A las puertas del instituto, chicas y chicos hacen planes para las vacaciones que en un par de días empiezan, y en el banco de la acera de enfrente, la mendiga que allí vive desde hace un año no les quita el ojo de encima. Algunos jóvenes le tienen miedo, otros se burlan de ella, pero a la mayoría les da mucha pena, pues la pobre no se mete con nadie, sólo les observa, todas las mañanas y todas las tardes, como si buscase, como si esperase a alguien.
Último día de clase y los estudiantes no llevan ni mochilas, ni libros, ni carpetas. Se han organizado eventos culturales, una comida con los padres y una fiesta por la tarde. Es un día diferente en todo, incluso, en la calle, pues esa mañana no estaba la mendiga, miraban y en el banco no había nadie. Se habrá “mudado”  de banco, pensaron. ¡Los mendigos son tan raros!
Las noticias de las nueve de la noche les acompañan mientras cenan: “…Las bajas temperaturas de la pasada madrugada se han cobrado sus primeras víctimas…”
El timbre sonó en ese momento.
¿Quién puede ser a estas horas?, se preguntaron.
Cuando cerró la puerta de la calle y regresó a la cocina, miró a sus dos hijos. Llevaban tantos años viviendo los tres solos. Padre y madre era para sus hijos, y sus hijos todo cuánto él tenía, lo más valioso, lo mejor de ella, lo más hermoso que le dejó. Su recuerdo permanente, aunque ese recuerdo quemara como una daga al rojo vivo incrustada en el pecho. No pudo retenerla a su lado, su rival se la arrebató poco a poco, sin que él se diese cuenta, o quizás, no quiso verlo hasta que fue demasiado tarde, cuando el alcohol se impuso a la razón, y lo peor, a los sentimientos. Lo intenté todo, les explicó a sus hijos el día que ella se fue para no volver. Los mejores médicos, las mejores terapias… Pero nada pudo con su adicción, nada. Ni vosotros, ni yo, ni nada, les dijo entre lágrimas. Unas lágrimas que aprendió a contener, a tragárselas para olvidarla.
Mira de nuevo la notificación del juzgado, y antes de apagar el televisor y sentarse frente a sus hijos, cerró sus ojos empañados un instante.
—Tengo que contaros una cosa, hijos —empezó diciendo con la voz tomada—. Se trata de vuestra madre…

El juez confirmó el fallecimiento de la mujer y ordenó el levantamiento del cadáver. La muerte de un ser humano, sea un Rey o un mendigo, no es un espectáculo grato para nadie, y en un par de horas, la puerta principal del instituto estaría a rebosar de jóvenes en su último día de clase.
    

 Autora: Maria Barbancho
 Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual,                
quedando prohibida toda copia o reproducción.
  






                     

jueves, 13 de junio de 2013

MARIA BARBANCHO






Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán





               


                     EVA´S  de la A a la Z    


Eva’s



                    Charcos en el asfalto


Un retoque de carmín Rojo Pasión, unas gotas de Channel nº 5, el perfume preferido de Marilyn Monroe, y lista para una jornada más de trabajo.
Yuna, su gata persa, dormita en el sillón, del que se ha hecho dueña absoluta… Pero a ella no le importa. Yuna es su gata, pero también es su amiga, su compañera de piso, su única compañía.
Se inclinó sobre ella y se la comió a besos mientras se despedía.
—No regresaré tarde, chiquitina…
No hay mucho movimiento en la calle. Partido de fútbol en la tele, así, que la gente está recogida en sus casas o en los bares… Y encima, empieza a llover. Es una lluvia suave, de gotas finas, casi invisibles, pero no deja de ser lluvia y eso, siempre es un contratiempo.
Guarecida bajo el paraguas, observa como los charcos empiezan a alfombrar el asfalto.
¡Maldita sea!, se dijo… Hoy será una noche en blanco.
Las luces delanteras de un coche alumbran la cortina de agua mientras se aproxima a lenta velocidad. Se detiene frente a ella y el conductor baja la ventanilla. El vehículo desaparece de la avenida con sus ocupantes y en la acera, ahora vacía, siguen formándose charcos parecidos a los del asfalto.
No es una pensión de mala muerte en un callejón del suburbio de la ciudad. Es un hotel de 5 estrellas. Ella tampoco es una chica cualquiera de la calle. Ella es una Princesa de la Noche con clase. Sus clientes son de categoría, de chequeras y Rolex. De trajes y corbatas, grandes despachos en rascacielos y esposas con las que además de compartir hijos y fortuna, comparten mentiras en la cama. Saben dónde encontrarla: en la avenida principal de la zona más elitista de la ciudad. Una avenida resguardada bajo el arco de una frondosa arboleda que se pierde en el infinito y que por las tardes se convierte en el paraíso donde se refugian los enamorados.  
Ella no se enamorará jamás. Su corazón permanece cerrado a cal y canto, y así estará eternamente. Los hombres ocupan en su vida el lugar que les corresponde. Ellos la utilizan para desfogar sus fantasías sexuales, para desahogar sus frustraciones maritales… Ninguno de ellos se molesta en mirar más allá de la puta, en conocer a la mujer que se esconde tras el vestido sexi y los tacones. Por eso no se enamora… Por eso, no quiere enamorarse.

                                   
Art'disoni Silvia



Ella se sirve de ellos, para convertirse a la luz del día en una dama respetable. Vive en un ático de lujo en un barrio residencial, se viste en las boutiques de las firmas más prestigiosas, come en restaurantes de postín y sus vacaciones preferidas son en el Hotel de France de Monte Carlo… Su sirvienta, sus vecinos, sus amigos, su familia…, todos desconocen su verdad. La misma verdad que ella también se niega a aceptar. Que es una Cenicienta que perdió su zapato huyendo del baile y que aún espera que su Príncipe Azul la encuentre y la rescate de esas calles, donde a las 12 de la noche con la bruma respirándose en el aire, carmín Rojo Pasión en los labios y unas gotas de Channel nº 5, el perfume preferido de Marilyn Monroe, se convierte en una Princesa de la Noche, que guarecida bajo un paraguas, observa como los charcos empiezan a alfombrar el asfalto. 

  Autora: Maria Barbancho
 Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.

Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual,                
quedando prohibida toda copia o reproducción.
  

    

sábado, 8 de junio de 2013

UNA TARDE MÁGICA 

   


No es lo mismo imaginar una situación que vivirla. Sabía que ayer iba a ser una tarde muy especial para mi. Día 7 de junio, de 19.30 a 21.00h. Mi primera firma en la feria del libro de Madrid. Pasé todo el día deseando que llegase esa hora, tragándome unos nervios que se envolvían con la ilusión y emoción que el momento requería. Días antes un escritor, Geral Aci, autor de El embargo, entre otros libros, (editorial Crealite 2012), me comentó que la presentación o firma de un libro se asemejaba a una boda. Hay un protagonista, una novia y todos van su encuentro. Y tenía razón. El día comenzó con sesión de peluquería. Mario Marquina, dueño de la peluquería Ros's de Móstoles, me mimó durante el tiempo que estuvo peinándome y consiguió que quedase totalmente satisfecha con su trabajo. Gracias Mario.


Y sorteando a la gente y tropezando gracias a mis tacones, llegué a la caseta 44. Coincidí con  Vibiana Zambrano, que firmaba también su nuevo libro, " Seré la huella". Unas palabras para conocernos. Nos desearnos suerte y prometimos dar nuestra opinión al leer nuestras respectivas obras.
Y me senté. Era mi momento. Una buena colocación en la silla, mis libros delante, un bolígrafo prestado, los nervios a mi lado y mucha gente mirándome. 
Dos grandes amigas. Silvia Art'disoni y Nuria S. Salvador.

Poco a poco fueron acercándose a mi lado, con prudencia, despacito, encontrando su hueco, con mi libro en sus manos y con la ilusión de que se lo firmase. 
Y yo con mis nervios, que fueron desapareciendo de la caseta y me dejaron una sonrisa que nunca se  borrará.
Gracias a mi familia, a mis amigos y gente que pasaba por allí y dedicó unos minutos a observar  y a adquirir "Paseando por las letras".


Gracias a Javier Lillo y a su familia por estar a mi lado en este especial momento. Gracias Javier por estar siempre conmigo y porque "Paseando por las letras" tiene mucho de ti.





Gracias a Ignacio Valbuena, por encontrar un hueco y acompañarme un ratito.










Y a Henar, Luis, Pablo, Matilde Párraga (mi fiel crítica semanal de mis relatos),  Lucky, Paco... Y muchos más que no estuvieron físicamente, pero que siempre están a mi lado.

Gracias a todos por creer en mi, y por hacerme pasar una tarde tan mágica e irrepetible.





Marisa Garrido

jueves, 6 de junio de 2013

MARIA BARBANCHO






Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán





               


                     EVA´S  de la A a la Z    


Eva’s



                            GRILLETES


Grillete: Arco de hierro semicircular con sus extremos sujetados por un perno para asegurar una cadena al pie de un presidiario…


Esa es la definición que la Real Academia de la Lengua Española le da a artilugio tan horrible. Horrible por su estética y por su cometido: privar de libertad a un ser humano o a un animal… Porque, ¿qué diferencia real existe entre las bestias y los hombres? ¿No se supone que somos el ejemplar “perfecto” después de millones de años de evolución? Y he dicho, bueno, escrito bien: se supone… Yo, tengo mis serias dudas.
Cuando hace años, sentada frente al televisor de casa de mis padres, desfilaron ante mis ojos, las imágenes de hombres y mujeres encadenados por el cuello, las muñecas y los tobillos a unos grilletes mientras eran fustigados con gritos coléricos y golpe de látigo a no perder el paso en un documental que repasaba la historia de la esclavitud en el mundo, me pregunté por qué… Por qué otros hombres actuaban así con sus semejantes. Por qué los convertían en esclavos y les arrancaban de sus tierras por ser su piel de otro color. Por qué ya mucho antes, otros hombres, otras mujeres, e incluso, niños, fueron encadenados a grilletes parecidos para ser torturados en mazmorras o ejecutados en patíbulos. Por qué el ser humano es tan inhumano a veces. Por qué no aprendemos de las bestias que no razonan pero con su vida a la manada defienden. Somos distintos, sí… Muy distintos… La bestia, cuando mata, no siente placer, es un mero acto de defensa o supervivencia, alimentarse o morir… El ser humano, en cambio, no siempre mata porque medie una razón de subsistencia o salvaguarda. Suele hacerlo por motivos mucho más indignos y deshonestos: ambición, codicia, envidia, rencor, celos, odio, supremacía… Sí, el equivocado pero a la vez pernicioso concepto de creernos superiores a los demás por distintas y estrafalarias razones, color de la piel, lengua, tradiciones culturales, políticas o religiosas, sexo…
¡Oh! Sí… La superioridad del hombre sobre la mujer muy presente y vigente en este siglo XXI por el que llevamos unos años caminando, pero más propio de sociedades prehistóricas cuando el macho dominaba a la hembra a leñazos, o medievales donde la mujer era menos que nada, con derecho a nada pero obligada por la Ley del Hombre a todo cuánto éste considerase oportuno, además de ser propiedad de éste, su sierva, su criada..., su esclava. Incluso en los llamados Libros Sagrados de las diferentes y muchas religiones de este mundo tan de hombres, los diferentes Dioses dejan muy claro cuál es el lugar que le corresponde a la mujer en la sociedad, una sociedad naturalmente, diseñada y edificada sobre los pilares del pensamiento masculino, además, de adjudicarnos el infamante y abominable estigma de la reencarnación misma de todos los pecados terrenales amén de ser el origen mismo de todos esos pecados, y culpables de los castigos divinos reconvertidos en las mayores desgracias, infortunios, tragedias, fatalidades, catástrofes que asolan al “indefenso” hombre. ¡Qué malvadas somos las mujeres y que trabajo tan inútil el de esos Dioses creando ser tan inservible, superfluo y vil! Si no fuese porque parimos a sus hijos garantizando así la perpetuidad de su extirpe, nos habrían exterminado a todas.



Art'disoni Silvia




Y todas ellas, llevaron grilletes. Algunas los portaron físicamente. Otras, pese a no sufrirlos ni exhibirlos en sus cuerpos, fueron esclavas igualmente de unos grilletes invisibles encadenados a las leyes de sus hombres y de sus Dioses. Los peores grilletes son los invisibles, los que no se ven pero se sienten. Los que no te aprisionan las muñecas, los tobillos o el cuello, pero te asfixian en el miedo, te oprimen bajo la tiranía, te amordazan con los silencios, te recluyen a la soledad, te ahogan en el llanto, te someten a los golpes, te anulan con los insultos arrancándote la alegría y arrebatándote la esperanza de ser libre algún día.
Yo conozco esos grilletes. Estuve encadenada a ellos muchos años, demasiado tiempo. Hasta que decidí dejar de ser esclava y volver a ser una mujer libre, huir en mitad de la noche para buscar esa libertad que sin darme cuenta entregué seducida por un disfrazado amor que me correspondió entregando su pasión en otros lechos que no eran el mío, despreciando mis besos con burlas, impertinencias y maldiciones, secando mis lágrimas y mis quejas a bofetones… Un amor que no fue amor, sino tortura y castigo.
Ahora, por fin, ya soy libre. He dejado de ser esclava de mi verdugo. Ya no habrá más lágrimas, ni más gritos, ni más golpes, ni más insultos. Ya no sentiré miedo al oír la llave en la cerradura de la puerta cuando él llega. Ya no temblaré ni agacharé la cabeza cuando la comida no es de su agrado al sentarse a la mesa.
Se terminó ser esclava.
Se acabó mi castigo.
Finalizó mi penitencia.
Y, tampoco fue tan difícil… Un vaso de agua y una caja de pastillas. Las mismas que desde hace años me ayudan a adormecer mis angustias. No hubo adioses ni cartas de despedida. Cerré los ojos y mi último recuerdo antes de dormirme para no volver a despertar, es el sabor salado de las lágrimas resbalando por mi rostro hinchado y amoratado mientras me despedía de la vida.
Mis hijos me han traído hoy flores al cementerio. Son los únicos que lloraron mi muerte y los únicos que siguen llorando mi ausencia. Ellos me han mantenido viva en sus recuerdos y han sabido perdonar mi cobardía. No han dejado de amar a esa madre que cuando eran niños se tragaba el llanto y les sonreía. Una madre, que aunque se fue sin decirles adiós no dejó de amarles ni un solo día.
Al verdugo jamás le perdonaron. Se alejaron de él. Se olvidaron de que existía. Se avergüenzan de ser hijos de ese padre, que no supo ser padre, ni esposo, y hombre, tampoco. Sigue siendo un malnacido, un tirano, un déspota, un miserable, un maltratador…
Ya tiene otra esclava que le sirve, otra prisionera encadenada a esos invisibles grilletes.

                          
Autora: Maria Barbancho
 Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual, quedando prohibida toda copia o  reproducción.


sábado, 1 de junio de 2013

Un día en la feria del libro de Madrid 





Hoy, día 1 de junio, como cada año desde hace muchos, he visitado la recién inaugurada feria del libro de Madrid,en su conocido Parque del Retiro . Han sido muchos años visitando este encuentro literario como espectadora, como fiel compañera de la lectura y con la emoción y curiosidad de conocer a los autores que tienen la ocasión de dar a conocer sus obras en los días que dura este evento. 

Hace 4 años, que estos pasillos llenos de letras tienen un aroma especial para mi.  Recuerdo con gran cariño, el año que tuve la ocasión de pisar una de las casetas y fotografiarme con Javier Lillo y su libro "El Cuerpo habla" 
( Editorial Crealite, 2010). Por aquel entonces aún no había publicado. Ni siquiera lo imaginaba. Y llegó el año en que visité la caseta de Latorre Literaria donde encontré las antologías en las que había participado con varios poemas y relatos. "Mañana al despertar" y "Cruzando el río" ambos con la Editorial Crealite. Recuerdo que paseé varias veces por la caseta y miraba los libros expuestos. Algo increíble. 
Desde entonces cada año, tuve la oportunidad y privilegio de pisar el suelo de la caseta de Latorre Literia, donde diferentes autores, como Geral Aci (El embargo), Teo Revilla (Callados silencios) o Pedro J. Herrero,componente del dúo Pecos, (Propósitos) todos publicados por la Editorial Crealite, tuvieron la amabilidad de cederme un rincón de su día.
Y hoy he vuelto a ese rincón. Hoy presentaban Juan José de Lanuza y Javier Lillo, su libro "Despropósitos de la comunicación humana"  He tenido el gran honor de estar a su lado. Dos grandes autores. Dos grandes personas. Y un libro que no debe faltar en las librerías de vuestras casas.


Tal vez no habéis podido acudir a este encuentro y no habéis tenido la oportunidad de adquirir su libro. Pero el viernes, día 7, está muy cerca. Y "Despropósitos de la comunicación humana" estará en la caseta 44, Latorre Literaria.

Y yo, pisaré ese rincón. Me sentaré dentro de la caseta, con mi libro "Paseando por las letras". 
Sentiré la emoción que los lectores viven por esas calles, y les esperaré con la ilusión que se siente desde dentro.

Marisa Garrido



Editorial Crealite http://www.casadellibro.com/libro-despropositos-de-la-comunicacion-humana/9788494048425/2046354

www.casadellibro.com
DESPROPOSITOS DE LA COMUNICACION HUMANA - JAVIER LILLO. Comprar el libro, ver re...Ver más






Firma: Viernes, día 7 de junio.
            De 19.30 h. a 21.00 h,
            Caseta, 44, Latorre literaria.