domingo, 17 de noviembre de 2013
NUEVA NOVELA DE JAVIER LILLO
¡Javier Lillo nos presenta su nuevo libro!. Experto en coaching, especialista en Criminología, colaborador en varios programas televisivos, y autor de conocidos artículos en varios medios de comunicación, como "Eglobalpress", "Planeta 28" o "Bulevard" entre otros.
Autor de libros como, "El cuerpo habla: interpretación de gestos y posturas" (Editorial Crealite 2010), Interrogatorio, junto a Juan José de Lanuza,(Difusión Jurídica) y "Despropósitos de la comunicación humana" (Editorial Crealite 2012), también acompañado de Juan José, nos descubre en esta ocasión su lado más detectivesco.
Haciendo acopio de sus conocimientos en Criminología, nos presenta la novela "Apherton, grupo de investigación" (Eride ediciones). En ella, sus protagonistas, se verán envueltos en situaciones que tendrá que resolver, poniendo en ellas, todos sus conocimientos en esas artes.
La novela será presentada el próximo día 23 de noviembre, en la Livrería, calle Martinez Izquierdo, nº 9 de Madrid.
Desde aquí, Javier, te deseamos muchos éxitos para ese día y para esta novela, que tiene mucho que descubrirnos.
Marisa Garrido
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Recital de poesía
El día 13 de septiembre, en el centro cultural "Progreso y cultura" de Madrid, tuvo lugar un encuentro cultural conmomerando el 40º Aniversario del Golpe Militar en Chile, que derrocó en septiembre de 1973 al presidente Salvador Allende. El acto, dirigido y presentado por Gabriel Avila, quien con el seudónimo de Geral Aci, firma esta obra, tuvo forma de cantata.
Gabriel Avila, autor de los poemas leídos, que pertenecen al libro "Historia triste de un país alegre" condujo magistralmente el acto.
A cargo de las poesías, estuvieron, Tatiana Mendoza (Bolivia), Judith Barrantes (Perú), Vibiana Zambrano (Ecuador), July Villavicencio (Ecuador) como presentadora, Julia Gutierrez (España) amenizando el acto con la guitarra española, y yo, que tuve el honor de ser la representante de España.
El acto, que contó también con la presencia de diferentes parejas de baile, representando a estos países, nos deleitaron con su música y bailes típicos. El encuentro terminó con una degustación de la típica empanada chilena y vino español.
Esta nueva experiencia ha sido muy grata para mi. Por descubrir mi faceta recitando poesías, por colaborar con esta causa, y sobre todo por haberme dado la oportunidad de conocer a grandes personas.
Personas, que sin duda, forman ya parte de mi vida.
Gracias Gabriel Avila.
Gracias a todos.
Marisa Garrido
domingo, 14 de julio de 2013
SABOREANDOTE
Me gusta saborearte en la mañana, cuando la luz del día, sin despertar, se cuela por la persiana, cuando el reloj me avisa leve, y restan minutos para mi jornada, minutos que se mudan a horas a tu lado. Mis movimientos te desvelan y me abrazas lentamente, avivas mi deseo, me incitas a viajar por tu piel, tus besos curan mis molestias y nuestro apetito nubla el desafino del despertador. Ahogas tus gemidos en la humedad de mis poros, te acaricio los ojos y vuelves a dormir. Un nuevo día que sabe a ti, una noche, una mañana. Siempre saboreándote.
Marisa Garrido
lunes, 8 de julio de 2013
JAVIER TORICES,PINTOR
En ocasiones, las cosas surgen sin buscarlas y ni siquiera imaginarlas. Esto es lo que me sucedió, gracias a Javier Lillo y Ubaldo Boyano, de la revista EglobalPress.net. Tuve el gran placer de entrevistar a un magnífico pintor, Javier Torices. El máximo representante a nivel mundial de la pintura realista.
Con una larga trayectoria y muchos premios y menciones en su haber,es un artista que os dejará huella.
Disfrutad de la entrevista.
Marisa Garrido
jueves, 27 de junio de 2013
MARIA BARBANCHO
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Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán
Eva’s
Hoy, siempre es hoy
Hoy,
otro día más de mi vida. El día posterior al de ayer e inmediatamente anterior
al día de mañana. Hoy, un día más.
Me he levantado
cuando ha sonado el despertador a las 7 de la mañana y tras desayunar con mis
hijos y dejarles a la puerta del cole, me he dirigido echando leches a la
oficina sabiendo de antemano que me esperaba un día duro. Varios clientes a los
que visitar y todos ellos, en distintos puntos de la ciudad. Y aquella ecuación
mental daba como resultado que, o comería cualquier cosa en plan rápido, o
directamente, no comería. No sería la primera vez. Es lo que tienen ciertas
profesiones. Te absorben tanto y son tan estresantes por la presión que los
jefes ejercen sobre ti, que te olvidas de la comida y que de lunes a viernes,
además del trabajo, también tienes otra vida. Pero no puedo quejarme. Después
de todo, he ventilado las visitas en un plis
plas con resultados excelentes para mi próxima nómina, aunque el precio que
he tenido que pagar, ha sido un sándwich vegetal y un agua mineral como menú,
sentada en el banco de ese parque de muchos otros días…
Acabo de telefonear a
mi esposo… Aunque solo he de pasar por la oficina para archivar los expedientes
y organizarme la agenda del día siguiente, no llegaré a tiempo de recoger a los
niños cuando acaben sus clases de karate. Me ha dicho que no me preocupe. Que
no tenía intención de ir al gimnasio esa tarde. No ha sido un buen día en el
trabajo y todo cuanto le apetece, es cenar cualquier cosa y meterse temprano en
la cama.
—Ya me ocupo yo de
los críos y de la cena… La dejaré en el horno para que no se enfríe… Si estoy
dormido no me despiertes, ¿vale, cariño? Ya hablaremos mañana. Te quiero, ya lo
sabes. Y no corras, por favor… No tienes ninguna prisa. ¡Hasta luego!
Le obsesiona la idea
de que pueda sufrir un accidente. Dice, que cuando voy sola en el coche, soy
una temeraria, que siempre apuro el
máximo de la velocidad permitida. Y no exagera… Es un buen hombre, un buen
padre y un buen marido.
Son las 8 de la
noche. Y de nuevo y como tantas veces, la jornada se ha prolongado más de lo
esperado. Siempre encuentro un
documento, un expediente que actualizar… ¡Cuándo aprenderé a decirme a mí
misma: basta por hoy!
La melodía de «Je t’aime moi non plus» sonó en mi
móvil. Era el aviso de que en el buzón de mi teléfono, alguien había dejado un mensaje. Yo sabía quién era ese alguien y también, lo qué decía el
mensaje. El mismo mensaje que siempre
recibía cuando sonaba esa melodía: Te
espero. Y como si esas dos palabras activaran un chip en mi cabeza, como si tales palabras fuesen la contraseña de
una programación previa bajo hipnosis sin importar el lugar donde me encontrara
ni las personas que me acompañaran, respondía lo de siempre: Ahora voy.
Telefoneé de nuevo a
mi marido…
—Cariño, lo siento
—le dije—. Uno de los clientes con el que tenía que reunirme hoy y que me ha dado plantón, acaba de
presentarse en el despacho para pedirme disculpas y rogarme que nos reunamos
ahora mismo. Está tan avergonzado, que me invita a cenar para cerrar el trato.
No creo que llegue muy tarde. ¡Lo siento, de verdad! Dale un beso a los niños y
otro beso para ti… ¡Hasta luego!
Creyó mi mentira,
siempre cree mis mentiras. O al menos, me hace creer que se las cree.
Otra noche de pasión
desenfrenada. Otra noche de sexo, de
buen sexo, de sexo muy bueno. Tumbada boca abajo en la misma cama de la misma
habitación del mismo hotel de siempre y
con las sábanas de raso sepia enrolladas entre mis piernas, te observo mientras
disfrutas de tu copa de whisky escocés contemplando desde el ventanal, la noche
iluminada por las luces de la ciudad. Un ventanal por el que jamás hemos visto
juntos el sol de la aurora. Nuestra historia es el hoy y el ahora. Sin
amaneceres, sin mañanas. Entre nosotros
no ha habido más. Nunca. Tampoco hace 15 años, cuando tras caer en tus redes de
seductor perdidamente enamorada, averigüé las razones de tus largas ausencias,
las mentiras que envolvían nuestros hoy
sin mañana. Descubrí que no eras un
hombre libre, que jamás sería tu esposa, ni la madre de tus hijos, ni siquiera
sería la otra. Disculpas, juramentos
y muchos: lo siento y dame tiempo… Y el tiempo pasó, pero solo había hoy,
siempre hoy, nunca llegaba el mañana…
Huí de tu lado, de mi ciudad, dejé atrás toda una vida, busqué nacer de nuevo y
olvidarte en otros brazos. Eso fue lo difícil y no el exilio voluntario. El tiempo cicatriza las heridas. Eso dicen.
Pero las mías siguieron abiertas y en carne viva.
—El director general
quiere conocerte —me dijeron tras firmar mi contrato de trabajo.
Me quedé sin respiración.
Los latidos de mi corazón se aceleraron al punto del paro cardíaco. Las piernas
me fallaron. Ahí estabas de nuevo, ufanamente erguido ante mí. Conservabas esa
sonrisa que me derretía y volviste a mirarme como siempre hacías, desnudándome en una interminable y lasciva caricia…
Te habías encargado personalmente de mi selección, era la mejor candidata para
el puesto de Jefa de Ventas, presumiste haberle dicho a tus subalternos. Y entonces,
supe que si no renunciaba al contrato que acababa de firmar, serías mi
perdición. Me aferré a la excusa fácil: tengo
dos hijos y necesito este trabajo. Quise convencerme de que en verdad te
había olvidado, de que amaba a mi esposo, de que ese arrogante, vanidoso, soberbio
y engreído tipo, no volvería a conquistarme con sus encantos, ni a nublar mi
razón con sus besos ardientes lamiendo mi cuello, ni a perderme en la lujuria
cuando sus dedos se deslizaban por mi cuerpo. Aquello ya no era mi hoy, formaba parte del pasado.
La ducha, como
siempre, limpia tu rastro de mi cuerpo, pero no puede limpiar mi conciencia. En
el despertador marcan las 00:02 horas. Mi marido duerme profundamente. Mis
hijos también al otro lado de la pared. Mañana
no habrá preguntas. Como siempre, me
dejará que sea yo quién le cuente mi historia. Y como siempre, él me creerá, o, me hará creer que me cree. Empezará un
nuevo hoy, pero con la diferencia, de
que con él, siempre hay un mañana. Proseguiré viviendo mi vida, con
mis clientes, mis amigas, mis vecinos, mi familia, anhelando que el móvil me
avise, de que en la misma habitación de siempre
del mismo hotel de siempre, me
aguarda contigo otro hoy sin mañana.
Tú y yo…
Hoy,
siempre es hoy…
Autora: Maria Barbancho
Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual, quedando prohibida toda copia o reproducción.
jueves, 20 de junio de 2013
MARIA BARBANCHO
|
Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán
Eva’s
Bancos y Cartones
Los barrenderos
inician su jornada laboral al mismo ritmo que despierta la ciudad. Es una
mañana especialmente fría, como lo está siendo este invierno. Por esa razón, el
Ayuntamiento ya ha puesto en marcha la campaña de todos los años, para que ni
un solo mendigo duerma a la intemperie, aunque como cada año por las mismas
fechas, no es tarea fácil convencer a algunos, que se niegan en redondo a
abandonar sus bancos, los cajeros automáticos, los vestíbulos de las porterías,
los zaguanes de los comercios o las escaleras del metro… Son sus “hogares”, lo único que les queda, un
banco como cama, unos cartones como mantas y el cielo de la noche como techo.
Puede no ser nada, pero para ellos es mucho y no quieren perderlo.
Se acerca la Navidad
y las calles y avenidas se ha engalanado para fechas tan señaladas. A las
puertas del instituto, chicas y chicos hacen planes para las vacaciones que en
un par de días empiezan, y en el banco de la acera de enfrente, la mendiga que
allí vive desde hace un año no les quita el ojo de encima. Algunos jóvenes le
tienen miedo, otros se burlan de ella, pero a la mayoría les da mucha pena,
pues la pobre no se mete con nadie, sólo les observa, todas las mañanas y todas
las tardes, como si buscase, como si esperase a alguien.
Último día de clase y
los estudiantes no llevan ni mochilas, ni libros, ni carpetas. Se han
organizado eventos culturales, una comida con los padres y una fiesta por la
tarde. Es un día diferente en todo, incluso, en la calle, pues esa mañana no
estaba la mendiga, miraban y en el banco no había nadie. Se habrá “mudado” de banco, pensaron. ¡Los mendigos son tan
raros!
Las noticias de las
nueve de la noche les acompañan mientras cenan: “…Las bajas temperaturas de la pasada madrugada se han cobrado sus
primeras víctimas…”
El timbre sonó en ese
momento.
¿Quién puede ser a
estas horas?, se preguntaron.
Cuando cerró la
puerta de la calle y regresó a la cocina, miró a sus dos hijos. Llevaban tantos
años viviendo los tres solos. Padre y madre era para sus hijos, y sus hijos
todo cuánto él tenía, lo más valioso, lo mejor de ella, lo más hermoso que le
dejó. Su recuerdo permanente, aunque ese recuerdo quemara como una daga al rojo
vivo incrustada en el pecho. No pudo retenerla a su lado, su rival se la
arrebató poco a poco, sin que él se diese cuenta, o quizás, no quiso verlo
hasta que fue demasiado tarde, cuando el alcohol se impuso a la razón, y lo
peor, a los sentimientos. Lo intenté todo, les explicó a sus hijos el día que
ella se fue para no volver. Los mejores médicos, las mejores terapias… Pero
nada pudo con su adicción, nada. Ni vosotros, ni yo, ni nada, les dijo entre
lágrimas. Unas lágrimas que aprendió a contener, a tragárselas para olvidarla.
Mira de nuevo la
notificación del juzgado, y antes de apagar el televisor y sentarse frente a
sus hijos, cerró sus ojos empañados un instante.
—Tengo que contaros
una cosa, hijos —empezó diciendo con la voz tomada—. Se trata de vuestra madre…
El juez confirmó el
fallecimiento de la mujer y ordenó el levantamiento del cadáver. La muerte de
un ser humano, sea un Rey o un mendigo, no es un espectáculo grato para nadie,
y en un par de horas, la puerta principal del instituto estaría a rebosar de
jóvenes en su último día de clase.
Autora: Maria Barbancho
Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual,
quedando prohibida toda copia o reproducción.
jueves, 13 de junio de 2013
MARIA BARBANCHO
|
Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán
Eva’s
Charcos en el asfalto
Un retoque de carmín Rojo Pasión, unas gotas de Channel nº 5, el perfume preferido de
Marilyn Monroe, y lista para una jornada más de trabajo.
Yuna, su gata persa,
dormita en el sillón, del que se ha hecho dueña absoluta… Pero a ella no le
importa. Yuna es su gata, pero también es su amiga, su compañera de piso, su
única compañía.
Se inclinó sobre ella
y se la comió a besos mientras se despedía.
—No regresaré tarde,
chiquitina…
No hay mucho
movimiento en la calle. Partido de fútbol en la tele, así, que la gente está
recogida en sus casas o en los bares… Y encima, empieza a llover. Es una lluvia
suave, de gotas finas, casi invisibles, pero no deja de ser lluvia y eso,
siempre es un contratiempo.
Guarecida bajo el paraguas,
observa como los charcos empiezan a alfombrar el asfalto.
¡Maldita sea!, se
dijo… Hoy será una noche en blanco.
Las luces delanteras
de un coche alumbran la cortina de agua mientras se aproxima a lenta velocidad.
Se detiene frente a ella y el conductor baja la ventanilla. El vehículo
desaparece de la avenida con sus ocupantes y en la acera, ahora vacía, siguen
formándose charcos parecidos a los del asfalto.
No es una pensión de
mala muerte en un callejón del suburbio de la ciudad. Es un hotel de 5
estrellas. Ella tampoco es una chica cualquiera de la calle. Ella es una Princesa de la Noche con clase. Sus
clientes son de categoría, de chequeras y Rolex. De trajes y corbatas, grandes
despachos en rascacielos y esposas con las que además de compartir hijos y
fortuna, comparten mentiras en la cama. Saben dónde encontrarla: en la avenida
principal de la zona más elitista de la ciudad. Una avenida resguardada bajo el
arco de una frondosa arboleda que se pierde en el infinito y que por las tardes
se convierte en el paraíso donde se refugian los enamorados.
Ella no se enamorará
jamás. Su corazón permanece cerrado a cal y canto, y así estará eternamente.
Los hombres ocupan en su vida el lugar que les corresponde. Ellos la utilizan
para desfogar sus fantasías sexuales, para desahogar sus frustraciones
maritales… Ninguno de ellos se molesta en mirar más allá de la puta, en conocer a la mujer que se
esconde tras el vestido sexi y los tacones. Por eso no se enamora… Por eso, no
quiere enamorarse.
Art'disoni Silvia |
Ella se sirve de
ellos, para convertirse a la luz del día en una dama respetable. Vive en un ático de lujo en un barrio residencial,
se viste en las boutiques de las firmas más prestigiosas, come en restaurantes
de postín y sus vacaciones preferidas son en el Hotel de France de Monte Carlo… Su sirvienta, sus vecinos, sus
amigos, su familia…, todos desconocen su verdad. La misma verdad que ella también
se niega a aceptar. Que es una Cenicienta
que perdió su zapato huyendo del baile y que aún espera que su Príncipe Azul la encuentre y la rescate
de esas calles, donde a las 12 de la noche con la bruma respirándose en el
aire, carmín Rojo Pasión en los
labios y unas gotas de Channel nº 5, el
perfume preferido de Marilyn Monroe, se convierte en una Princesa de la Noche, que guarecida bajo un paraguas, observa como
los charcos empiezan a alfombrar el asfalto.
Autora: Maria Barbancho
Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual,
quedando prohibida toda copia o reproducción.
sábado, 8 de junio de 2013
UNA TARDE MÁGICA
No es lo mismo imaginar una situación que vivirla. Sabía que ayer iba a ser una tarde muy especial para mi. Día 7 de junio, de 19.30 a 21.00h. Mi primera firma en la feria del libro de Madrid. Pasé todo el día deseando que llegase esa hora, tragándome unos nervios que se envolvían con la ilusión y emoción que el momento requería. Días antes un escritor, Geral Aci, autor de El embargo, entre otros libros, (editorial Crealite 2012), me comentó que la presentación o firma de un libro se asemejaba a una boda. Hay un protagonista, una novia y todos van su encuentro. Y tenía razón. El día comenzó con sesión de peluquería. Mario Marquina, dueño de la peluquería Ros's de Móstoles, me mimó durante el tiempo que estuvo peinándome y consiguió que quedase totalmente satisfecha con su trabajo. Gracias Mario.
Gracias a Ignacio Valbuena, por encontrar un hueco y acompañarme un ratito.
Y a Henar, Luis, Pablo, Matilde Párraga (mi fiel crítica semanal de mis relatos), Lucky, Paco... Y muchos más que no estuvieron físicamente, pero que siempre están a mi lado.
Gracias a todos por creer en mi, y por hacerme pasar una tarde tan mágica e irrepetible.
No es lo mismo imaginar una situación que vivirla. Sabía que ayer iba a ser una tarde muy especial para mi. Día 7 de junio, de 19.30 a 21.00h. Mi primera firma en la feria del libro de Madrid. Pasé todo el día deseando que llegase esa hora, tragándome unos nervios que se envolvían con la ilusión y emoción que el momento requería. Días antes un escritor, Geral Aci, autor de El embargo, entre otros libros, (editorial Crealite 2012), me comentó que la presentación o firma de un libro se asemejaba a una boda. Hay un protagonista, una novia y todos van su encuentro. Y tenía razón. El día comenzó con sesión de peluquería. Mario Marquina, dueño de la peluquería Ros's de Móstoles, me mimó durante el tiempo que estuvo peinándome y consiguió que quedase totalmente satisfecha con su trabajo. Gracias Mario.
Y sorteando a la gente y tropezando gracias a mis tacones, llegué a la caseta 44. Coincidí con Vibiana Zambrano, que firmaba también su nuevo libro, " Seré la huella". Unas palabras para conocernos. Nos desearnos suerte y prometimos dar nuestra opinión al leer nuestras respectivas obras.
Y me senté. Era mi momento. Una buena colocación en la silla, mis libros delante, un bolígrafo prestado, los nervios a mi lado y mucha gente mirándome.
Dos grandes amigas. Silvia Art'disoni y Nuria S. Salvador. |
Poco a poco fueron acercándose a mi lado, con prudencia, despacito, encontrando su hueco, con mi libro en sus manos y con la ilusión de que se lo firmase.
Y yo con mis nervios, que fueron desapareciendo de la caseta y me dejaron una sonrisa que nunca se borrará.
Gracias a mi familia, a mis amigos y gente que pasaba por allí y dedicó unos minutos a observar y a adquirir "Paseando por las letras".
Gracias a Javier Lillo y a su familia por estar a mi lado en este especial momento. Gracias Javier por estar siempre conmigo y porque "Paseando por las letras" tiene mucho de ti.
Gracias a Ignacio Valbuena, por encontrar un hueco y acompañarme un ratito.
Y a Henar, Luis, Pablo, Matilde Párraga (mi fiel crítica semanal de mis relatos), Lucky, Paco... Y muchos más que no estuvieron físicamente, pero que siempre están a mi lado.
Gracias a todos por creer en mi, y por hacerme pasar una tarde tan mágica e irrepetible.
Marisa Garrido
jueves, 6 de junio de 2013
MARIA BARBANCHO
|
Por tus palabras te conocerán y por tus silencios te admirarán
Eva’s
GRILLETES
Grillete: Arco de hierro semicircular con sus extremos sujetados por un perno
para asegurar una cadena al pie de un presidiario…
Esa es la definición
que la Real Academia de la Lengua
Española le da a artilugio tan horrible. Horrible por su estética y por su
cometido: privar de libertad a un ser humano o a un animal… Porque, ¿qué
diferencia real existe entre las bestias y los hombres? ¿No se supone que somos
el ejemplar “perfecto” después de
millones de años de evolución? Y he dicho, bueno, escrito bien: se supone… Yo, tengo mis serias dudas.
Cuando hace años,
sentada frente al televisor de casa de mis padres, desfilaron ante mis ojos,
las imágenes de hombres y mujeres encadenados por el cuello, las muñecas y los
tobillos a unos grilletes mientras eran fustigados con gritos coléricos y golpe
de látigo a no perder el paso en un documental que repasaba la historia de la
esclavitud en el mundo, me pregunté por qué… Por qué otros hombres actuaban así
con sus semejantes. Por qué los convertían en esclavos y les arrancaban de sus
tierras por ser su piel de otro color. Por qué ya mucho antes, otros hombres,
otras mujeres, e incluso, niños, fueron encadenados a grilletes parecidos para
ser torturados en mazmorras o ejecutados en patíbulos. Por qué el ser humano es
tan inhumano a veces. Por qué no aprendemos de las bestias que no razonan pero
con su vida a la manada defienden. Somos distintos, sí… Muy distintos… La
bestia, cuando mata, no siente placer, es un mero acto de defensa o
supervivencia, alimentarse o morir… El ser humano, en cambio, no siempre mata
porque medie una razón de subsistencia o salvaguarda. Suele hacerlo por motivos
mucho más indignos y deshonestos: ambición, codicia, envidia, rencor, celos,
odio, supremacía… Sí, el equivocado pero a la vez pernicioso concepto de
creernos superiores a los demás por distintas y estrafalarias razones, color de
la piel, lengua, tradiciones culturales, políticas o religiosas, sexo…
¡Oh! Sí… La
superioridad del hombre sobre la mujer muy presente y vigente en este siglo XXI por el que llevamos unos años
caminando, pero más propio de sociedades prehistóricas cuando el macho dominaba
a la hembra a leñazos, o medievales donde la mujer era menos que nada, con
derecho a nada pero obligada por la Ley
del Hombre a todo cuánto éste
considerase oportuno, además de ser propiedad de éste, su sierva, su criada...,
su esclava. Incluso en los llamados Libros
Sagrados de las diferentes y muchas religiones de este mundo tan de hombres,
los diferentes Dioses dejan muy claro
cuál es el lugar que le corresponde a la mujer en la sociedad, una sociedad
naturalmente, diseñada y edificada sobre los pilares del pensamiento masculino,
además, de adjudicarnos el infamante y abominable estigma de la reencarnación
misma de todos los pecados terrenales
amén de ser el origen mismo de todos esos pecados, y culpables de los castigos divinos reconvertidos en las
mayores desgracias, infortunios, tragedias, fatalidades, catástrofes que asolan
al “indefenso” hombre. ¡Qué malvadas
somos las mujeres y que trabajo tan inútil el de esos Dioses creando ser tan inservible, superfluo y vil! Si no fuese
porque parimos a sus hijos garantizando así la perpetuidad de su extirpe, nos
habrían exterminado a todas.
Art'disoni Silvia |
Y todas ellas, llevaron
grilletes. Algunas los portaron físicamente. Otras, pese a no sufrirlos ni
exhibirlos en sus cuerpos, fueron esclavas igualmente de unos grilletes
invisibles encadenados a las leyes de sus hombres y de sus Dioses. Los peores grilletes son los invisibles, los que no se ven
pero se sienten. Los que no te aprisionan las muñecas, los tobillos o el
cuello, pero te asfixian en el miedo, te oprimen bajo la tiranía, te amordazan
con los silencios, te recluyen a la soledad, te ahogan en el llanto, te someten
a los golpes, te anulan con los insultos arrancándote la alegría y arrebatándote
la esperanza de ser libre algún día.
Yo conozco esos
grilletes. Estuve encadenada a ellos muchos años, demasiado tiempo. Hasta que
decidí dejar de ser esclava y volver a ser una mujer libre, huir en mitad de la
noche para buscar esa libertad que sin darme cuenta entregué seducida por un
disfrazado amor que me correspondió entregando su pasión en otros lechos que no
eran el mío, despreciando mis besos con burlas, impertinencias y maldiciones,
secando mis lágrimas y mis quejas a bofetones… Un amor que no fue amor, sino
tortura y castigo.
Ahora, por fin, ya
soy libre. He dejado de ser esclava de mi verdugo. Ya no habrá más lágrimas, ni
más gritos, ni más golpes, ni más insultos. Ya no sentiré miedo al oír la llave
en la cerradura de la puerta cuando él llega. Ya no temblaré ni agacharé la
cabeza cuando la comida no es de su agrado al sentarse a la mesa.
Se terminó ser
esclava.
Se acabó mi castigo.
Finalizó mi
penitencia.
Y, tampoco fue tan
difícil… Un vaso de agua y una caja de pastillas. Las mismas que desde hace
años me ayudan a adormecer mis angustias. No hubo adioses ni cartas de
despedida. Cerré los ojos y mi último recuerdo antes de dormirme para no volver
a despertar, es el sabor salado de las lágrimas resbalando por mi rostro
hinchado y amoratado mientras me despedía de la vida.
Mis hijos me han
traído hoy flores al cementerio. Son los únicos que lloraron mi muerte y los
únicos que siguen llorando mi ausencia. Ellos me han mantenido viva en sus
recuerdos y han sabido perdonar mi cobardía. No han dejado de amar a esa madre
que cuando eran niños se tragaba el llanto y les sonreía. Una madre, que aunque
se fue sin decirles adiós no dejó de amarles ni un solo día.
Al verdugo jamás le
perdonaron. Se alejaron de él. Se olvidaron de que existía. Se avergüenzan de
ser hijos de ese padre, que no supo ser padre, ni esposo, y hombre, tampoco.
Sigue siendo un malnacido, un tirano, un déspota, un miserable, un maltratador…
Ya tiene otra esclava
que le sirve, otra prisionera encadenada a esos invisibles grilletes.
Autora: Maria Barbancho
Ilustraciones:Art'disoni Silvia
Todos los derechos reservados.
Las imágenes están protegidas por la Ley de la Propiedad Intelectual, quedando prohibida toda copia o reproducción.
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